El agua es un líquido vital al que en la ciudad la mayoría de personas tenemos acceso, pero hablemos de aquellos que salen a buscarla, quienes en lugar de un grifo tiene un cántaro que no gira con la mano, sino se encuentra a kilómetros de distancia, aquellos para quienes la recolección de agua se convirtió en una profesión.
Madrugan igual o aún más que los que vivimos en ciudades, y así como nosotros luchamos contra el tránsito vehícular ellos luchan por ser los primeros en llegar a los riachuelos para llevar a casa la porción más limpia de agua.
Este es el caso de decenas de familias que viven entre las montañas de nuestro país, comunidades en las que Hábitat ha apoyado con programas de desarrollo comunitario a través de grupos organizados; con soluciones que van desde huertos familiares y comunitarios de autoconsumo capaces de producir alimento para todas la familias hasta proyectos de cosechadores de agua de lluvia que ha permitido que más de 70 familias, dejen la profesión de recolectar agua y utilicen este tiempo en cuidar y educar a sus hijos.
Familias Beneficiadas con el Proyecto “Cosechadores de Agua de Lluvia”.
Doña Isabel Menchú, vive en Macalajau, Uspantán, El Quiché; tenia más de 10 años que junto a sus hijos se levantaba muy temprano para acarrear agua en cantaros, caminaba kilómetros hacia una laguna, aunque llevaban varios recipientes no era suficiente, así que realizaban durante el día 2 viajes en la mañana y 3 en la tarde después que los niños regresaban de la escuela.
EL agua que recolectaban de la laguna es la que usaban para cocinar y beber, debido a la contaminación del agua sufrian de enfermedades intestinales, hasta que nuestros colaboradores visitaron la comunidad y observaron que la necesidad más grande era la escases del agua, Doña Isabela cuenta como ella y su familia se han favorecido del Proyecto desde la instalación; ya no tiene que caminar tan lejos por unos cantaros de agua, tiene agua segura, limpia para beber, para bañarse y para realizar todas la tareas del hogar, además que tiene tiempo para dedicarse al cultivo de su huerto y a la crianza de sus animalitos.
Don Alberto Pu Chipel, también originario de la aldea Macalajau, nos relató el itinerario que tenía antes de la instalación del Cosechador de agua. Como muchos se levantaba a las cuatro de la mañana para ir a recolectar agua de la laguna, la cual queda lejos de su domicilio, antes de irse a trabajar en el cultivo de sus tierras. Ahora que cuentan con un cosechador de agua de lluvia, ya no se enferman y el gasto de leña es menor pues también se le brindo un filtro purificador con el que ya no tiene que hervir el agua que van a beber.
“El cosechador de agua de lluvia ha sido de gran ayuda, ahora tengo agua limpia para toda mi familia”.–Alberto Pu Chipel
Gracias a FEMSA por sumarse y trabajar junto a nosotros en este proyecto y cambiar la calidad de vida de familias guatemaltecas.
Involúcrate, dona, sé voluntario y construyamos juntos un país de igualdad, y desarrollo para todos.