En memoria de Luis Samayoa

Luis Samayoa dejó una huella en el corazón de cada una de las personas que le rodearon. Dedicó su vida por completo a los demás a través de su trabajo. Por más de 19 años, ofreció sus más grandes cualidades a Fundación Hábitat para la Humanidad Guatemala, quien siempre impactó con su ejemplo de hombre visionario. Siempre será admirado por sus colaboradores, familia y amigos y seguirá siendo el corazón de Hábitat.

Para honrar su memoria, el pasado 16 de noviembre se reunieron colaboradores de Hábitat, familiares, amigos, miembros nacionales, miembros de Comité local y voluntarios en diferentes departamentos del país con el fin de construir hogares más saludables para las familias.

Nuestra oficina ubicada en Chimaltenango fue uno de los anfitriones ya que construyeron 8 estufas mejoradas en la comunidad Joya Grande para familias que únicamente contaban con un pollo abierto hecho de block y una parrilla.

En el Afiliado Costa Sur con el apoyo de voluntarios construyeron una estufa mejorada para Elsa López quien vive junto a su hija de 6 años en el asentamiento Nueva Esperanza Coatepeque. “Gracias por dar su tiempo y ayudarme a construir mi estufa”. Elsa Marilú López Cipriano.

Apoyar a familias con una Estufa Mejorada reduce el consumo de leña, mejora las condiciones de seguridad al manejar fuego cuando cocinan, elimina el humo del ambiente y contribuye en la economía de las familias.

En el Afiliado Quetzaltenango, se apoyó en la construcción de la vivienda de la Familia Rodríguez López trabajando armaduras, columnas y el cimiento de la vivienda, esto con el apoyo de voluntarios y colaboradores de Hábitat. En cada una de las oficinas Afiliadas se honró el ejemplo de generosidad de Don Luis, con el que inculcó a cada uno a hacer realidad el sueño para una familia.

Agradecemos el apoyo de todas las personas que nos acompañaron durante el día ya que con su esfuerzo y dedicación mejoramos las condiciones de vida de 8 familias. Cuando existe ayuda constante es increíble como pequeñas acciones suelen tener gran impacto y grandes resultados en la vida de las familias.

Los frutos de mi tierra: Mangloris de León

Mangloris vive junto a su esposo Usbaldo y sus cinco hijos en la comunidad de El Canaque, San Marcos. Usbaldo es agricultor y trabaja en las faldas del Volcán Tajumulco, mientras que Mangloris es quien lidera los huertos comunitarios y es parte del Comité de Salud local.

Ella se siente orgullosa de ser parte del proyecto desde hace seis años y nos guía a través de los huertos que están llenos de diferentes vegetales a la vez nos relata sobre como inició “Desde que comenzamos nuestra familia, mi esposo y yo disfrutamos cuidando nuestro propio huerto. Antes del proyecto cosechabamos en un pedacito de tierra. Cuando comenzó el proyecto, ¡nos unimos! y ahora, nuestro huerto ha mejorado enormemente”, comenta Mangloris.

“A través del apoyo de las organizaciones y por nuestros medios, hemos aprendido y mejorado como familia y equipo. Hemos cosechado grandes zanahorias, cebollas y remolachas, para vender en el extranjero, comenzamos a trabajar por nuestra cuenta y compramos nuevas semillas y otros artículos para seguir creciendo y creciendo; el objetivo principal del proyecto era enseñarnos cómo trabajar por nuestra cuenta, y ahora estamos listos».

Para las instituciones que han aportado en el proyecto uno de los objetivos era cambiar los hábitos alimenticios de las familias y diversificar sus dietas para que puedan consumir vegetales diarios y así mejorar su calidad de vida y nutrición.

«Aprendimos a usar cada parte de las verduras que cultivamos al cocinarlas en diferentes recetas para nuestros hijos. También usamos las semillas de las verduras para futuras cosechas, ¡Ha sido una gran experiencia, porque hemos aprendido, cultivado y trabajado juntos! No ha sido un camino fácil. Pero seguimos avanzando. Mi sueño es que algún día, estaremos vendiendo todos nuestros productos en diferentes ciudades»

Mangloris se encuentra muy agradecida con los voluntarios con lo que trabajó en la comunidad “Gracias. ¡Les amamos y extrañamos a todos! Hicimos un gran trabajo juntos. Gracias por elegir nuestra comunidad para que funcione y por enseñarnos. Canaque es una comunidad amable que ha acogido a todos. ¡Que Dios los bendiga!»

“Mi sueño es seguir trabajando en equipo. Necesitamos trabajar juntos como comunidad para continuar mejorando. Y espero seguir trabajando con Hábitat Guatemala y América Solidaria también. ¡Quiero seguir soñando y soñando en grande! Siempre me ha gustado trabajar con las comunidades, motivar a mi equipo y mostrarles cómo seguir soñando y crecer».

Logros en las Comunidades: Macalajau, Calanté y El Canaque

En la comunidad Macalajau, El Quiché, Alrededor de 30 familias estuvieron trabajando durante los 4 años del proyecto, lo que augura una sostenibilidad de iniciativa, motivación y validación por parte de la comunidad. Se amplió la diversidad de hortalizas y cultivos en los huertos de la comunidad.

Ámbito nutricional e higiene, el 87.5 por ciento de las familias incorporó hábitos saludables tales como:

  • La lactancia materna hasta el sexto mes.
  • El 66 por ciento de las familias incorporaron verduras y hortalizas en su alimentación tres veces al día, en relación al 38 por ciento que los consumían al inicio del proyecto.
  • Por medio de capacitaciones se logró revertir malas prácticas alimenticias, vinculadas a la desnutrición infantil.
  • Se realizó la construcción de un lavamanos en la escuela a fin que los menores puedan lavarse antes de cada comida.
  • En el ámbito social y educación se logró contar con un espacio de intercambio de aprendizajes como talleres de liderazgo, planificación, construcción de normas de organización, roles de participación en los huertos y el desarrollo de habilidades expositivas.

Se implementaron talleres de alfabetización y de expresión, las cuales fueron herramientas para el intercambio de experiencias y alianzas con otros actores.

Se abordaron temas como el empoderamiento femenino, planificación familiar, la importancia del trabajo colaborativo para el mantenimiento del tejido social.

En la comunidad El Canaque, San Marcos, se logró mantener una tasa de adherencia al proyecto muy elevada, fueron más de 70 huertos familiares activos, sumando el funcionamiento de cinco huertos comunitarios.

Se implementaron y consolidaron diversas técnicas de construcción de invernaderos, lo que permitió mejorar la producción y contribuir a su diversificación.

Los huertos comunitarios estuvieron orientados a la producción de semilleros, a fin de garantizar la sustentabilidad de la iniciativa.

Vecinos de la comunidad, motivados por el intercambio de experiencias y por los conocimientos adquiridos en los proyectos, lograron crear y consolidar la “Bio-fábrica”, un emprendimiento orientado a la producción y comercialización de biopreparados agroecológicos.

En el ámbito nutricional, se incorporaron hábitos saludables como: el lavado de manos, la desinfección de frutas y verduras, el tratamiento de agua para el consumo y la adecuada alimentación de los menores de dos años y embarazadas.

Luego de 3 años de la intervención el 91 por ciento de las familias incorporó al menos dos de estos hábitos en su quehacer cotidiano. En el consumo de verduras y hortalizas, las familias iniciaron a incluir verduras diariamente en su alimentación ya que únicamente lo hacían 3 veces por semana.

Al finalizar el proyecto la tasa de desnutrición descendió al 52 por ciento, es decir, bajo nueve puntos porcentuales al diagnóstico inicial del 2014. Se conformaron grupos de promotoras de salud quienes hicieron conciencia de la importancia de los hábitos para la salud y alimentación de las familias.

En el ámbito social, se logró una excelente articulación de la comunidad por cada sector, generando cohesión social e identidad entre los participantes. Son las propias familias que establecen y controlan los compromisos adquiridos con el proyecto y la comunidad.

Se trabajó el liderazgo y empoderamiento comunitario, observado hoy en día una mayor apertura hacia personas ajenas a la comunidad y un mejor desplante a la hora de explicar el proyecto y sus beneficios.

En la Comunidad Calanté, El Quiché, se fortalecieron y capacitaron a las familias sobre los bueno hábitos y prácticas de alimentación e higiene en el hogar, permitiendo que se mejore el valor nutricional de los alimentos que consumen con frecuencia.

 

A los miembros del Comité de Salud se les capacitó sobre los hábitos de higiene y nutrición con los que debe de contar para disminuir la tasa de desnutrición que existe en su comunidad. Para que las familias habiten en un entorno saludable se implementó el Kit Saludable que consiste en una Estufa Mejorada, Letrina y un Filtro Purificador para agua. Asimismo, las viviendas fueron remozadas para que las familias habiten en un entorno adecuado.

A las familias se les brindó y se les enseñó como sembrar sus propios alimentos, el mantenimiento que deben de tener con cada uno de los huertos, esto para que en un futuro puedan vender sus propios cultivos y así mejorará su economía familiar.

En Hábitat no solo nos enfocamos en el tema de construcción de viviendas, también nos enfocamos en brindarle a los guatemaltecos las bases necesarias para mejorar su salud, mejorar la economía comunitaria para que sean comunidades autosuficientes y sostenibles.

Finaliza proyecto: Huertos Familiares, Comunitarios y Educativos para el Autoconsumo

Desde el 2014, Hábitat para la Humanidad Guatemala lideró junto a Fundación América Solidaria Chile, el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS), Fundación CIASPE de México y con el financiamiento de Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCI); el “Proyecto de huertos de autoconsumo para familias y comunidades, para educar y mejorar la alimentación de las personas”, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de familias y comunidades en condiciones de malnutrición, pobreza y/o exclusión al acceso de una alimentación de calidad.

El proyecto fue ejecutado en 3 comunidades, 2014 inició en la Aldea Macalajau, El Quiché; en el 2015 en la comunidad El Canaque, San Marcos; y 2017 en la comunidad Calanté, El Quiché.

Se beneficiaron a más de cien familias, quienes incorporaron hábitos saludables como: el lavado de manos, la desinfección de frutas y verduras, el tratamiento de agua para el consumo y la adecuada alimentación de los menores de dos años y de embarazadas.

El 12 de noviembre finalizó este proyecto que estuvo centrado en los procesos de equidad, que contribuyen a disminuir la desigualdad y violencia basada en género, en el proyecto se procuró combatir los estereotipos, favoreciendo la inserción de la mujer en los espacios de toma de decisión y de acción comunitaria, mientras que se involucró al hombre en las labores y cuidados del hogar.