Moisés y María en su Casa Hibrida.

Moisés, su esposa María y sus dos hijos, Julissa y Esdras, son los orgullosos dueños de una Casa Híbrida, en San José Chacayá, Sololá. Moisés trabaja como guardia de seguridad, María teje ropa típica y cuida a los niños.

Moisés y su familia son parte de nuestro Programa de Casas Híbridas, la cual es una casa de dos habitaciones construida con una mezcla de materiales como lo son: bloques de adobe, bloques de cemento y madera.

Esta solución es parcialmente subsidiada lo que implica que las familias beneficiarias contribuyen con el costo de los materiales y aporten mano de obra no calificada como la preparación de los bloques de adobe, entre otras tareas.

Durante tres años Moisés y su familia vivieron en una casa construida con láminas y piso de tierra, y antes de eso, residieron con los papás de Moisés, con quienes compartieron la casa con otros siete familiares. “El problema de nuestra casa que estaba construida con láminas, era que durante el día sentíamos mucho calor y durante la noche era mucho más fresco”, dice Moisés.

“Estamos felices y agradecidos con Dios, porque puso a Hábitat en nuestro camino, para ayudarnos, nos gusta todo de nuestra casa, nuestros niños se sienten felices de jugar aquí ahora tenemos un lugar para ellos, para mantenerlos calientes y seguros” menciona Moisés. En el futuro, la familia planea agregar un jardín.

Moisés termina compartiendo un mensaje a los donantes: “¡Estamos agradecidos con todos los donantes que nos apoyaron en la construcción de nuestra casa! Puede que no te conozcamos, ¡pero te lo agradecemos! Que Dios los bendiga, que estén seguros y reciban muchas bendiciones en su trabajo y para sus familias”.

Proyecto integral de agua y saneamiento en Baja Verapaz

Desde 2011, Hábitat para la Humanidad Guatemala ha ampliado la definición de una solución de vivienda para incluir más que solo viviendas. Aunque cuatro paredes y un techo sobre la cabeza son esenciales para el bienestar de una familia, se deben tener en cuenta otros componentes, como el acceso a agua potable limpia y la gestión adecuada de las aguas residuales. Es por ello que Hábitat Guatemala creó el Kit Hogar Saludable, que consta de una Estufa Mejorada, una Letrina y un Filtro Purificador para Agua, y ha adaptado los productos que incluye este kit a lo largo del tiempo.

Al visitar la comunidad de San Juan, Salamá, Baja Verapaz, se hizo evidente que muchos miembros de la comunidad necesitaban varias mejoras a su situación sanitaria. Es por esto que, al enterarse del deseo de Hábitat para la Humanidad de Canadá de apoyar a esta comunidad, se diseñó un plan para implementar un proyecto único.

En el transcurso de un año, 56 familias participaron en la construcción e implementación de siete productos dentro de cada hogar. Mediante la instalación de un biodigestor y un inodoro de porcelana, las familias ahora tienen acceso a un espacio privado para usar el baño y los desechos se tratan de manera adecuada. Con la colocación de una pequeña torre y un tanque de agua, las familias ya no tienen que preocuparse por si habrá o no agua cuando abran el grifo, sino que tienen acceso a una fuente constante de agua.

Además, la construcción de una ducha y una pila (estación de lavado) asegura que las 225 personas que participaron en el proyecto ahora puedan realizar prácticas adecuadas de higiene diaria y prevenir la propagación de COVID-19.

De igual forma, cada familia recibió un Filtro Purificador para Agua, lo que significa que ya no tienen que preocuparse por contraer enfermedades gastrointestinales al consumir agua sucia.

Para complementar estas soluciones, Hábitat Guatemala llevó a cabo varias capacitaciones educativas para asegurar que las familias comprendan cómo usar y mantener estos productos, asegurando la sostenibilidad del proyecto.

Las necesidades que presentaba San Juan antes de este proyecto no son únicas. Hábitat Guatemala espera que podamos seguir implementando proyectos similares en todo el país. Agradecemos a nuestros socios, como Habitat for Humanity Canada, que se dan cuenta del valor de este tipo de intervenciones y nos apoyan en nuestro camino hacia la mejora de la calidad de vida de las personas en Guatemala.

 

Unidos junto a Hábitat salimos adelante.

Aracely de 37 años, su esposo Alberto de 40 años, y 7 de sus hijos y una nuera, viven en una vivienda Hábitat. Alberto y sus hijos se dedican a trabajar en el campo, mientras ella y sus hijas se dedican a tejidos y juntos decidieron invertir en la vivienda.

Durante 10 años vivieron 14 personas en una casita de lámina; sin embargo, se mantenían con miedo de que el aire se llevará volando las láminas, y normalmente en época de frío o en invierno, sufrían mucho ya que no era un refugio que les cobijará de las inclemencias del tiempo, esto sumado a que no contaban con un piso de cemento, por lo que siempre eran lodazales los que los rodeaban. Antes de esto vivieron con sus suegros en un cuartito todos juntos.

Aracely se enteró de Hábitat hace más de 5 años a través de una amiga, sin embargo, en ese momento no era posible construir una vivienda, por lo que tiempo después regresó a preguntarle sobre la información que le había brindado hace años atrás.

Aracely y Alberto estaban decididos a esforzarse para construir su vivienda, estaban conscientes que no era posible pagar todo de una vez, pero si podían invertir mensualmente en la vivienda que ellos y su familia necesitaban, es por eso visitaron las oficinas de Hábitat con el sueño de una vivienda y confiando en que sería posible construir lo que tanto necesitaban.  Al momento en que les confirmaron que sí, era posible realizar su vivienda, otra de las preocupaciones les surgió, ¿cómo iban a llegar los materiales hasta el área en que iban a construir?, ya que no era posible que un camión llegará hasta el terreno, por lo que juntos como familia decidieron que iban a acarrear el material desde el lugar en donde el camión podía entrar, hasta el sitio en donde iban a construir.

Así fue que lograron tener los materiales cerca, y empezar la construcción de la misma, ahora en la vivienda que con tanto esfuerzo construyeron se sienten seguros, hay calidez, no temen más al viento o las lluvias, disfrutan su casa cada día y agradecen a Dios el refugio que significa para la familia.  Su meta es cancelar lo antes posible su crédito, para así poder construir una vivienda para su hijo y su esposa.

“Nosotros disfrutamos nuestra casa, nos sentimos felices, vemos un cambio porque estamos seguros, nuestros hijos están contentos, a veces nos juntamos todos a desayunar y almorzar acá con la familia, es bonito” nos comenta Aracely.

Con lo de la pandemia, hemos estado tranquilos nosotras no salimos más que para ir a traer trabajo e intentamos tener cuidado.

“Yo les aconsejo a todos los que pueden pagar su vivienda que aprovechen, es bonito tener su casita, y se recibe apoyo de Hábitat”