Lorna, su esposo Tomás, y sus tres hijos, Josselyn, Jorge y Lupita, son los orgullosos dueños de una vivienda de Hábitat. Tomás trabaja en el mercado de la ciudad de Guatemala, mientras que Lorna se dedica a tejer ropa típica para vender.
Antes de construir su casa, Lorna y su familia solían vivir con los padres de Tomás y 11 parientes más. El espacio cada vez se redujo más para la familia en crecimiento. Por esta razón pensaron que era hora de construir su propia casa. Iniciaron a comprar algunos materiales de construcción poco a poco, pero no fueron suficientes para empezar la construcción debido a la falta de fondos disponibles.
Lorna creció en una casa hogar, ella y su hermano fueron recibidos en el Orfanato Agua Viva. “Fueron los días más felices de mi vida… compartir con otros niños y finalmente tener algo de paz”, explica. “Ahí es donde conocí a Rachel y donde me invitaron a participar en el coro y viajar a los Estados Unidos. Fue muy divertido pasar tiempo con ella y su familia. A lo largo de todos estos años, nuestra amistad ha perdurado… somos como hermanas”.
“Le expliqué mi situación a Rachel. Después de un tiempo, recibí la visita del personal de Hábitat y fue una sorpresa total para mí saber que íbamos a recibir la donación de nuestra casa. Cuando comenzamos a recibir todos los materiales, supe que se convertiría en una realidad «.
“No tengo palabras para describir mi felicidad. Me siento muy feliz de tener nuestra casa propia. Este ha sido un hogar para todos. Hemos dado la bienvenida a nuestros familiares y ahora, todas las bendiciones están comenzando a regresar. Al recibir esta nueva casa, podemos tener nuestro propio espacio. Un hogar es el mejor refugio para todos”. Tomás agrega: “¡Estamos agradecidos y felices de tener nuestra propia casa!”.
Sobre su parte favorita de la casa, Lorna responde “¡Todo! Me encanta todo. En el futuro nos gustaría pintarlo con colores brillantes, como el naranja”.
Al recibir esta casa, Lorna y su familia mejoran su calidad de vida… y no solo para ella y su familia inmediata, sino también para el resto de sus familiares; cada uno tendrá su propio espacio, tranquilidad y paz.
La familia termina compartiendo un mensaje a Rachel y su familia: “Estoy muy agradecido con Dios por poner a Rachel en nuestro camino. Me siento muy feliz y agradecido. No hay mucha gente en este mundo que dé este tipo de regalos, pero aquellos que son enviados por Dios tienen esa habilidad, y eso es lo que Rachel. Dios la envió a mí y a mi familia. Recibir esta (casa) es muy especial. Es posible que no podamos devolverles el dinero, pero seguimos orando a Dios para que la mantenga a ella y a su familia bendecidos y que todo lo que nos han dado se multiplique por ellos. Este es un regalo que durará toda la vida, no solo para mí, sino para mis hijos y su futuro. ¡GRACIAS!»