Manuela Lares Tol
Manuela Lares Tol, de 23 años, vive con su madre, Manuela, y su hijo de dos años, Elvin, en Mucubaltzip, aldea de Chichicastenango, Quiché. Ambas mujeres trabajan como cocineras y tejedoras; mantienen su hogar con la venta de antojitos y sus tejidos a la gente del lugar. Por su oficio, pasan una gran parte su tiempo cocinando en una cocina rústica. Un letrero con tomates verdes y rojos pintado a mano, les da la bienvenida a los comensales.
“Hacemos tamales, frijoles, tortillas, café… prácticamente de todo”, nos cuenta Manuela. Antes de entrar en contacto con Hábitat, toda la comida la preparaban en fuego abierto. “Usábamos mucha leña”, explica la joven, para cocinar para su familia y sus clientes.
La cocina regularmente se llenaba de humo, al no contar con chimenea. “Costaba ver con tanto humo y mi cabeza siempre me dolía por respirarlo”.
Hace poco más de dos meses, las cosas cambiaron para la familia. Hábitat para la Humanidad Guatemala les ofreció asesoría para construir una estufa nueva y voluntarios que ayudaron a construirla. “Sólo tomó dos horas construirla”, recuerda Manuela. “¡Cuando vinieron los voluntarios salió bien rápido!”
A pesar de que tuvo que cambiar un poco su forma de cocinar, los beneficios han valido el esfuerzo. “Ahora usamos la mitad de la leña que usábamos cada mes”, dice Manuela, “y es mucho más tranquilo estar en la cocina sin el humo”.
La estufa mejorada de Manuela fue la primera de 48 estufas que se construyeron con apoyo de Hábitat en esta comunidad.