Unidos junto a Hábitat salimos adelante.
Aracely de 37 años, su esposo Alberto de 40 años, y 7 de sus hijos y una nuera, viven en una vivienda Hábitat. Alberto y sus hijos se dedican a trabajar en el campo, mientras ella y sus hijas se dedican a tejidos y juntos decidieron invertir en la vivienda.
Durante 10 años vivieron 14 personas en una casita de lámina; sin embargo, se mantenían con miedo de que el aire se llevará volando las láminas, y normalmente en época de frío o en invierno, sufrían mucho ya que no era un refugio que les cobijará de las inclemencias del tiempo, esto sumado a que no contaban con un piso de cemento, por lo que siempre eran lodazales los que los rodeaban. Antes de esto vivieron con sus suegros en un cuartito todos juntos.
Aracely se enteró de Hábitat hace más de 5 años a través de una amiga, sin embargo, en ese momento no era posible construir una vivienda, por lo que tiempo después regresó a preguntarle sobre la información que le había brindado hace años atrás.
Aracely y Alberto estaban decididos a esforzarse para construir su vivienda, estaban conscientes que no era posible pagar todo de una vez, pero si podían invertir mensualmente en la vivienda que ellos y su familia necesitaban, es por eso visitaron las oficinas de Hábitat con el sueño de una vivienda y confiando en que sería posible construir lo que tanto necesitaban. Al momento en que les confirmaron que sí, era posible realizar su vivienda, otra de las preocupaciones les surgió, ¿cómo iban a llegar los materiales hasta el área en que iban a construir?, ya que no era posible que un camión llegará hasta el terreno, por lo que juntos como familia decidieron que iban a acarrear el material desde el lugar en donde el camión podía entrar, hasta el sitio en donde iban a construir.
Así fue que lograron tener los materiales cerca, y empezar la construcción de la misma, ahora en la vivienda que con tanto esfuerzo construyeron se sienten seguros, hay calidez, no temen más al viento o las lluvias, disfrutan su casa cada día y agradecen a Dios el refugio que significa para la familia. Su meta es cancelar lo antes posible su crédito, para así poder construir una vivienda para su hijo y su esposa.
“Nosotros disfrutamos nuestra casa, nos sentimos felices, vemos un cambio porque estamos seguros, nuestros hijos están contentos, a veces nos juntamos todos a desayunar y almorzar acá con la familia, es bonito” nos comenta Aracely.
Con lo de la pandemia, hemos estado tranquilos nosotras no salimos más que para ir a traer trabajo e intentamos tener cuidado.
“Yo les aconsejo a todos los que pueden pagar su vivienda que aprovechen, es bonito tener su casita, y se recibe apoyo de Hábitat”